jueves, 29 de octubre de 2015
INTERCONEXION
Sumido en un estado de relajación, mire a alguien
a los ojos. No se trata simplemente de que esa
persona le devuelva la mirada, ya que eso es algo
habitual, sino de ir más lejos. Mire más allá, detrás de
la superficie de esos ojos. Intente ver el alma, y si lo
consigue se dará cuenta de que esa persona tiene más
profundidad de lo que parece, de que va más allá del
cuerpo físico. Usted ya sabe que todo el mundo tiene
alma, igual que usted mismo, y que las de ellos y la
suya están conectadas. Si el alma que ve, el alma que
le devuelve la mirada, es la suya propia, habrá
alcanzado un nivel más profundo y se dará cuenta de
que todos estamos hechos de la misma sustancia y de
una única alma. ¿Cómo es posible, pues, no sentir
compasión, si, cuando tratamos a otra persona de
forma humanitaria, en realidad nos estamos tratando
así a nosotros mismos? Al amar a otro, ¿no nos
amamos a nosotros mismos?
Brian Weiss
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